Creo que a todos los que tenemos hijos, si nos preguntan ¿qué es lo más importate en la vida?, responderíamos sin dudarlo mi(s) hijo(s) o mi familia. Todos lo sabemos.
Claro que importan otras cosas, como el trabajo, los amigos, la realizacion profesional, etc. Pero mientras más uno crece se va dando cuenta que si bien esas cosas importan, pasan a un segundo plano cuando tenemos una familia. Ya sea pequeñita o gigante, la familia siempre será lo más importante.
Porque, ¿de que serviría tener éxito profesional y laboral si uno no tiene con quien compartirlo? ¿de qué serviría tener todo el dinero del mundo, si tus hijos nunca te vieron, tu espos@ te abandonó?
Hace un tiempo me tocó decir entre mi carrera y mi familia, y no me arrepiento. Aunque a veces me pregunto qué hubiera pasado si...., al final me doy cuenta que mi carrera siempre estará allí, que siempre podré retomarla. Pero si no le dedicamos TIEMPO a nuestra familia, los hijos crecerán, la pareja se aburrirá. Y no podremos dar marcha atrás.
A veces extraño (aunque no lo crean) trabajar más horas, pero luego me doy cuenta que todos esos momentos disfrutando a mi hijo en el parque, en la piscina, en las terapias, etc, vale muchísimo más de lo que pudiera obtener trabajando durante esas horas.
Y ver a mi hijo FELIZ es algo que no tiene precio.
Gracias a Dios puedo darme por ahora el lujo de trabajar según el horario que yo disponga. Y gracias a Dios que mi esposito (que no es perfecto), me apoya y ayuda.
Gracias Dios mio, por todo lo recibido, que es muchísimo. No podría pedir más. (aunque ahora que lo pienso, no me caerían nada mal unos.....jajajaja, dejémoslo ahí).